Ruido Blanco

No es una alarma en mis oídos


El destello de una pantalla vecina interrumpe mi sueño. Entreabro los ojos. Mi lengua toca el paladar, la sensación es parecida a frotar dos hojas de papel de lija. Me doy cuenta que tengo sed y me despierto un poco mas. Mientras me dispongo a tomar agua veo hacia mi costado, en dirección al destello que iluminó mi cara. El pasajero, dueño de la pantalla que interrumpió mi sueño, se encuentra dormido aún con los auriculares puestos y con el cuello hacia un lado. Una película que no alcanzo a definir está reproduciéndose y aunque la cantidad de espectadores sea nula, la función continúa. 
A medida que me incorporo sobre mi mismo, miro alrededor. La cabina se encuentra iluminada tímidamente por un brillo azul, proveniente de las distintas pantallas aún encendidas mostrando contenido multimedia. Las ventanillas se encuentran cerradas, aunque unas pocas están abiertas. Estas últimas no afectan en nada a la iluminación, pues afuera es de noche y solamente se ve un óvalo negro. Solamente ayudan a cortar con el beige de la terminación del interior del avión, añadiendo un poco de contraste, a lo que de lo contrario sería un cilindro monocromático. Cuellos hacia atrás, otros para el costado, un par hacia adelante con la pera en el pecho y algunos pocos con una almohada que roza ser un cuello ortopédico de los blandos, pero que seguramente hace todo mas placentero. También hay muchas bocas abiertas y alguno que otro emite algún sonido producto del profundo sueño. El mar de cabezas en distintas posiciones con ojos cerrados, es interrumpido por algún que otro cuello erguido y ojos abiertos, que hace uso del sistema de entretenimiento o lee un libro. Esto último hace que la iluminación azulada sea cortada por una haz blanco justo sobre la cabeza de quien se encuentra leyendo.
El silencio invade la cabina, cortado solamente por el sonido constante de los motores. Un ruido que todos los que se encuentran sentados logran filtrar luego de varias horas de vuelo y que incluso pareciera que ayuda a conciliar el sueño. Un murmullo se escucha atrás de la cortina que separa el galley del resto de las cabinas, son dos TCP poniéndose al día. La luz del mismo se filtra por los costados y la parte superior de la cortina, proveyendo de una tenue iluminación de color blanco a los asientos que se encuentran inmediatamente pegados. Plun! El silencio es cortado por el sonido del llamado de un asiento que resuena en un volumen muy bajo por el avión. Alguien mas tiene sed. Los pasos de la TCP se hacen cada vez mas fuertes a medida que se acerca a mi asiento de camino a quien solicitó su presencia.
Reencuentros, cambios de vida, regreso a casa, vacaciones... Muchas son las historias de quienes tienen los ojos cerrados. Quizás buscan acortar el viaje o simplemente el sueño los ha vencido luego de una larga y estresante jornada. Mi sed está saciada y mis parpados muy pesados como para seguir pensando en eso. La película sigue corriendo en el asiento del otro pasajero. Aún no distingo cuál es.  Me acomodo de otra forma en mi asiento, y cierro los ojos. Otro destello ilumina mi cara.

Comments

  1. Excelente relato. Me sentí arriba de ese avion👏👏
    Seguí escribiendo...

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